La era de la tecnología ha traído consigo no sólo nuevos productos que facilitan la comunicación, sino también, un nuevo comportamiento en nosotros, los clientes. Se trata de la compra compulsiva de lo más nuevo y lo más avanzado.

Los gadgets son conocidos por muchos como herramientas con varias funciones de pequeño tamaño. Hoy por hoy, existen varios gadgets en el mercado. Hace algún tiempo no muy lejano, los clientes se conformaban con comprar un portátil que estuviera bien de precio y que funcionara de manera eficaz. Ahora, el pensamiento va un paso más allá. Los compradores se interesan por el portátil con mejor diseño, menor peso, pero sobre todo, por un modelo que sea el más nuevo del mercado. Lo mismo ocurre con los móviles. Ya no basta con que este dispositivo realice y reciba llamadas. El diseño cuenta casi tanto como sus funciones. Es por eso que hoy por hoy, los líderes del mercado móvil son el iPhone y la Blackberry, porque ambos ofrecen una fácil navegación por internet fusionando el uso de las redes sociales junto con la posibilidad del envío de fotos y videos realizados con la propia cámara del móvil. Como se dijo anteriormente, la tecnología siempre intenta ir un paso más allá.

Nueva York, Fifth Avenue, con frío y muy temprano por la mañana, así se veían los alrededores de la tienda Apple, sector que por esta ocasión no sólo se encontraba lleno de coches, sino de filas y filas de personas esperando poder comprar un iPad. Esta era la situación del día en que se inauguraron las ventas del iPad. Expertos opinan, que la locura por tener lo más nuevo del mercado hace que los clientes esperen largas colas y pagen los precios más altos del mercado para satisfacer estos impulsos. Las tecnologías nos han convertido en adictos por lo más nuevo, lo más “in” y esto lo saben los creadores de tecnologías.

Hoy por hoy encontramos hasta lo impensable en gadgets. Por ejemplo, existen memorias USBs que además pueden abrir botellas, calentar tazas de café, tocar música, etc. La mayoría de nosotros simplemente estamos encantados con todas estas nuevas creaciones que sin darnos cuenta, están llenando nuestros espacios de trabajo y de ocio. Aún se desconocen las consecuencias de estos comportamientos. Lo único que sí es seguro, es que no parece que esta compra desmedida vaya a frenarse en los siguientes años.